Un bolso está en la entrada de mi casa. Hace cuatro días, cuando me disponía a salir a trabajar, miré desde el umbral de la puerta, el bolso gris colocado en medio del corredor de mi casa. Con una calcomanía de conejo en uno de sus costados y del tamaño propio de un bolso para jovencita; el bolso gris parecía que contenía algo. No lo sé, nadie ha pasado por él, ni siquiera lo he tocado, está ahí en el corredor... No lo sé, si fuera de un vecino desde hace rato hubiera llegado... Esa gente no llega si no te están asaltando o algo así... Quién sabe... pero mejor te mando un mensaje más tarde, cualquier cosa... sí, sí.. chao entonces... 

Ha empezado a llover, el bolso no parece mojarse, desde la ventana lo observo y espero que lleguen por él. Seguro un pinta se lo robó a una muchacha que iba para la U, sacó lo que le servía y tiró el bolso en el patio de mi casa... No, está bien colocado en medio del patio, no pudo entrar a la casa porque ya revisé las alarmas, los candados de la verja, el alambrado eléctrico; es imposible entrar en medio de la noche para solo dejar un bolso.

Ya es de noche, el teléfono vibra constantemente, como si temblara y alertara al joven que miraba el bolso gris desde la ventana de su casa. Deje su mensaje después del tono: __________ Mae Jose, don Carlos está chivísima con usted, porque no avisaste ni nada que ibas a faltar tanto, seguro mañana te hechan, llamátelo y echale un buen cuento, porque la vara está gueísa con vos.

Han pasado seis días, el bolso continúa ahí. Espera, en veces se infla su cuerpo lentamente y luego expira rápidamente en un profundo impulso de relajamiento. Ese bolso tengo que revisarlo. 

continúa...