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miércoles, 8 de junio de 2011

La pulga

Respirando lentamente, mirando a mi alrededor, me doy cuenta que el mundo -lo que conozco como mi mundo- estaba encerrado en un cuarto de carnicería. Ya no estaba sobre un perro vivo, sino, un cadáver destinado al gusto y creatividad de algún cocinero bizarro, un bulto sanguinolento, una masa amorfa, un saco vacío. Esta pulga ocupaba transitar fuera de la carnicería. 
Sin más que un poco de sangre en mi ser, el abandono hacia sí misma se volvió evidente, me creía pulga... más no lo era... mi cuerpo no correspondía a la forma ni respondía a la labor de las pulgas. Pues, en realidad, solo viajaba en el lomo de un animal molesto, irritado por mi insistente obsesión de viajar. No comí de sus cuerpos cuando estaban vivos, pero sí me deleité de su sangre una vez en la pila de corte. 
Molesta por observar el espacio real donde me encontraba, esta "pulga" se fue en la primer carne que vendieron, rompiendo el papel... saliendo de la bolsa... ... ... ... ...  
Lentamente, me coloco sobre el hombro de un extraño, del que siempre esperé, aquel que conozco desconociéndolo y que no ha vuelto la mirada. Ahora ya no soy pulga, tengo que saltar de ese hombro y Mostrarme frente al extraño... y saludarlo....

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