Él encontró, deformó, devoró. Su carne de difuminaba, retorcía sus huesos para seguir siendo él mismo, recoger las partes que el viento se llevaba hacia otro lugar. Parecía extraño, ver como las mujeres lo convertían en caballo, dragón o vaca; como las señoras predecían que su forma atraería la gripe y no más él les decía adiós.
- ¿quién quisiera ser yo? ¿cuántas veces me dicen lo mismo?
En veces aparece, abrazando los desconocidos de la ciudad, besando quiméricas sombras que bailan con él de arriba hacia abajo; en otras el calor lo hala para permanecer en el cielo flotando etéreamente.
Se diluye y luego regresa con sus carnes difusas, sin rostro ni residencia, sólo andando en el tranvía de la vida. Mira, ríe, llora, transita, ahora es gas y luego agua… Su sombra se proyecta en el pastizal del mundo… un mundo donde la gente se comunica en muros de contención.
3 comentarios:
Interesante. Buen blog. Es agradable leerte.
Pasa buen día. Seguiré leyendo.
Amiga pulga: un gusto pasar, leer y enlazarme a tu espacio, espero no estés en un perro zaguate. Jajaja! Bromitas.
Abrazos fraternos,
Frank.
Gracias a los dos por el apoyo, estoy empezando y me da un poco de pena. :)
Publicar un comentario